Sus familiares emigraron de Ámsterdam en la década de 1831 y se establecieron en el río Passaic, en Nueva Jersey. John Edison, el abuelo del inventor, se alistó en el bando de los británicos durante la Guerra de Independencia y, a final de la misma, tuvo que refugiarse en Nueva Escocia. Después de un tiempo se trasladó a Canadá para residir en Bangham, en la zona del lago Erie. Cuando estalló la rebelión canadiense en el año de 1837, Samuel Edison (padre del inventor) se unió a los insurgentes. Una vez más la familia se vio obligada a huir a los Estados Unidos.
En 1840 Samuel Edison estableció una pequeña maderería en Milan, Ohio. Antes de que la familia se estableciera en Milan, su esposa Nancy, una canadiense de ascendencia escocesa, había tenido cuatro hijos. Posteriormente tuvo tres más, pero murieron tres de los primeros en la década de 1840 y los sobrevivientes tenían catorce, dieciséis y dieciocho años cuando el 11 de febrero de 1847, la esposa de Samuel Edison dio a luz a su séptimo hijo. Lo llamaron Thomas por un antepasado de la familia, y Alva en honor del capitán Alva Bradle.
En 1855 a los ocho años y medio Edison entra a la escuela. Después de tres meses de estar asistiendo, regresó a su casa llorando, informando que el maestro lo había calificado de alumno "estéril e improductivo". Es imposible establecer si Nancy Edison tomó muy en serio la opinión del maestro o si pensó que ella era mejor que el profesor de su hijo. El caso es que Edison recordó durante el resto de su vida el resultado del dichoso incidente:
En 1859 empezó a vender diarios en el tren matutino que iba de Port Huron a Detroit, así como verduras, mantequilla y moras. En Detroit el tren hacia una parada de seis horas, las cuales aprovechaba pasándolas en el salón de lectura de la Asociación de Jóvenes (después Biblioteca Gratuita de Detroit). Ahí, comenzaba por leer el primer libro que se encontraba en el anaquel inferior y seguía por orden con los demás hasta terminar con toda la hilera.
Edison no sólo no quedaba satisfecho con leer, sino que comenzó a probar diferentes experimentos basándose en lo que leía en los libros de Ciencia. Utilizaba un vagón vacío como laboratorio, y luego para poner ahí una prensita de mano que se agenció cuando un amigo del Detroit Free Press le regaló algunos tipos. El resultado fue inmediato: el Grand Trunk Herald, semanario del que Edison tiraba cuatrocientos ejemplares.
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